Tenemos constancia de que el canto es acompañado por instrumentos de cuerda pulsada ya desde los tiempos de la Antigua Grecia. Homero, Platón o Aristóteles ya nos hablaban de esta relación. De hecho, los griegos consideraban estos instrumentos (cítara y lira) más 'adecuados' para la práctica musical que los instrumentos de viento (aulos).
Desde entonces hasta ahora, la música ha evolucionado mucho. Sin embargo, la voz nunca ha dejado de acompañarse de instrumentos de cuerda pulsada.
Edad Media: trovadores y troveros
Los más famosos compositores europeos de música para voz e instrumentos de cuerda en la época medieval fueron los trovadores y los troveros. Desarrollaron su actividad en el sur y el norte de Francia, respectivamente, y tuvieron una enorme influencia en la música profana de los siglos posteriores.
El problema es que de la mayoría de las composiciones se conserva solo la letra. Y en las que se conserva la música, únicamente nos ha llegado la melodía, sin indicaciones de cómo ejecutarla con el instrumento. La teoría más aceptada sostiene que los instrumentos acompañaban la voz al unísono ejecutando también a solo esas mismas u otras partes de la obra.
Renacimiento y Barroco: la música escrita
Hasta la época del Renacimiento, aproximadamente, no tenemos constancia escrita de cómo eran exactamente estos acompañamientos. Una de las primeras formas de representar la música instrumental para estos instrumentos fueron las tablaturas.
Se conservan composiciones tanto a solo como de voz acompañada por instrumentos de cuerda pulsada escritas en tablatura por los más importantes compositores de la época. Son composiciones polifónicas en las que los compositores aplicaban técnicas propias del motete, que era la forma musical más desarrollada de la época.
El Barroco fue la época del bajo continuo, una técnica musical en la que el compositor solo escribía la melodía del bajo y disponía bajo ella un cifrado. De esa forma, el intérprete o intérpretes improvisaban un acompañamiento con acordes, arpegios, motivos escalísticos, etc.Cada país tenía su forma musical propia, en Italia era la frottola, en Francia la chanson, en España el villancico, en Alemania el lied y en Inglaterra los songs y los ayres.
Los instrumentos de cuerda pulsada se prestaban muy bien a esta práctica por ser instrumentos polifónicos y porque, además, eran fáciles de transportar. Los laudistas, vihuelistas, etc. fueron músicos muy reputados en esta época.
La canción en la época clásico-romántica
Durante esta época, la guitarra experimentó un gran desarrollo, sobre todo, en lo que a número de compositores y obras se refiere. La historia de la guitarra de esta época la escribirán los españoles Fernando Sor y Dionisio Aguado, junto con los italianos Fernando Carulli, Mateo Carcassi, Luigi Legnani y el renombrado Mauro Giuliani.
Aunque todos escribieron con profusión para el instrumento, la mayoría de las piezas son para guitarra solista. Sin embargo, algunos escribieron canciones u otras piezas para voy y guitarra. Tal es el caso de Fernando Sor, que compuso varias canciones francesas, italianas e inglesas para voz y guitarra.
El lied (canción) en Alemania alcanzó una gran popularidad en esta época. Gracias a compositores como Schubert, Mendelssohn o Brahms, el repertorio de este tipo de piezas es muy amplio. Y, aunque en su mayoría están compuestos para voz y piano, podemos encontrar un buen número de ellos compuestos con acompañamiento de guitarra. Destacan, los lieder de Anton Webern o Carl María von Weber.
El siglo XX y los instrumentos de cuerda pulsada
La guitarra recibió un nuevo impulso a principios de este siglo de la mano de compositores como Julián Arcas o Francisco Tárrega y guitarristas como Andrés Segovia, Narciso Yepes o Regino Sainz de la Maza. En esta época las composiciones para voz y guitarra son muy variadas, ya que se siguen utilizando formas con muchos siglos de antigüedad como la canción junto con otras más modernas.Otros compositores de obras para voz y guitarra ya avanzado el siglo XX fueron Roberto Gerhard, Joaquín Rodrígo o Guido Santórsola.
Las transcripciones
Aunque no son composiciones originales para guitarra y voz, es muy significativo que ya autores como Alonso Mudarra hicieran transcripciones del gran compositor franco-flamenco Josquin des Prés en el siglo XVI.Muchos grandes músicos han hecho transcripciones de obras de otros autores, como es el caso de Anton Diabeli que transcribió lieder de Schubert o Emilio Pujol, que transcribió las Siete canciones populares de Manuel de Falla.